domingo, 9 de agosto de 2015

La otra historia del Dr. James Anderson

Por: Mario Morales Charris, 33º
Ex Gran Maestro de la Muy Respetable Gran Logia
del Norte de Colombia


James Anderson

Siempre que nos propongamos romper con lo tradicional para estar acorde, por su misma naturaleza, con lo moderno, vamos a encontrar un camino lleno de obstáculos, sobre todo cuando no procedemos con honestidad, lealtad y sinceridad. Esto es lo que se le quiere atribuir a los fundadores de la Gran Logia de Londres, doctores James Anderson y su yerno Jean Théophile Desaguliers.

No hay derecho que después de casi trescientos años, como todos estamos de acuerdo, de haber nacido la Masonería Especulativa o Moderna (junio 24 de 1717), todavía nos tengan perdiendo el tiempo en discusiones triviales, si la Logia «X» o «Y», o llámese «Gran Logia» o «Gran Oriente», o «Supremo Consejo» es «regular» o «irregular», comenzando en que los dos principales actores, en el escenario de la creación de la primera Gran Logia Especulativa, existe la duda de que hayan sido iniciados regularmente en la Masonería, como lo veremos más adelante.


Pues bien, los Masones sabemos que el Dr. James Anderson, pastor presbiteriano, es el autor principal de las Constituciones de la Gran Logia de Inglaterra (1723 y 1738) que marcó un hito en la historia de la Orden, debido a que por primera vez se determina el marco regulador de lo que hoy conocemos como «Masonería Especulativa» o «Masonería Moderna». No obstante algunos desconocen, entre ellos muchos Hermanos, su trayectoria e importancia personal en la fundación de la Masonería a la que actualmente pertenecemos; unos, de postura conservadora tienden en demasía a falsear o “diabolizar” la figura de Anderson, incluso, llegándolo a calificar como “historiador pésimo” y “bárbaro innovador”; otros, por falta de investigación y por copiar cualquier cosa de la Internet, de manera irresponsable, plasman sus supuestos “criterios” distorsionados (sobre los aportes que hizo Anderson) en revistas especializadas en el tema sin citar fuentes que nos permita verificar los hechos históricos ni estructuración histórica en su desarrollo; por consiguiente, pierden credibilidad en sus planteamientos, y además, lo que hacen es confundir al lector enseñándoles asuntos históricos no verdaderos.

Johann Wofgang Göethe

Aclaramos, no pretendemos defender la imagen de Anderson, pero sí su obra realizada en el momento histórico en que se dio. Que algunos criterios aportados en ese periodo cayeron en obsolescencia y hay que revisarlos, es cierto. Que cometió errores, también es incuestionable; pues, como decía nuestro Hermano, filósofo, poeta y dramaturgo Johann Wolfgang Goethe (1749-1832): «El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada» y nosotros agregaríamos: el que cree no equivocarse es el único hombre necio con ínfulas de sabio que toma postura de crítico para destruir sin fundamento de causa.

Debido a esto y por considerarlo de gran valor, en esta parte de nuestro análisis, nos permitimos citar textualmente lo que nos enseña en materia de error el experto gnóstico Jery Céspedes(1).

«Quien comete errores y no aprende de ellos peca de ignorante, porque todo en la vida tiene un propósito para el bien común del hombre en la tierra.

Los errores son acciones que solemos cometer dentro de la cotidianidad del vivir, unos se hacen de manera inconsciente y otros conscientes, este último no permite aterrizar a la persona que está equivocada, ya sea por temor al cambio, la realidad o simplemente por el placer de la perversión, sostuvo.

Es importante resaltar que la madre auténtica de los errores es la ignorancia, dado que el ser humano prefiere creer antes que comprobar hechos. En ocasiones se niega a encontrar una explicación, para ellos es mejor seguir a ciegas que enfrentarse a la realidad».

Pues bien, como lo señalamos arriba, la «Masonería Tradicional Antigua» estaba formada por tres categorías o jerarquías: Masonería Operativa Espiritual, Masonería Operativa Material y Masonería Aceptada. A esta última clasificación pertenecía la Logia de San Pablo de la División Operativa de Francmasones de Londres, vinculada ésta a la división de York de la Masonería Operativa. El sistema de trabajo de esta institución incluía VII grados iniciáticos. Anderson se vinculó a la Logia de San Pablo, el 1 de enero de 1710, en calidad de capellán (Brother of Jakim). Es conveniente señalar que tanto el médico como el capellán, en esta clase de Logias, eran miembros aceptados y no iniciados en nuestros augustos misterios.

En las Logias Operativas, el Jaquím era un capellán que no cursaba sus siete años de aprendizaje como Masón; por consiguiente, no poseía ninguno de los siete grados de esta organización. No obstante, se le permitía presenciar las ceremonias bajo el juramento y la obligación de no revelar nada. La sesión operativa de un Jaquím sólo la podía presidir otro Jaquím, que comunicaba ciertos secretos al nuevo Jaquím. En consecuencia era un rito religioso y no una ceremonia artesanal. A pesar de todo esto, queda evidente que tanto el médico como el capellán tenían conocimiento sobre la Iniciación Masónica, sólo que no estaban autorizados para realizar este tipo de solemnidades.

Por otra parte, hay sin embargo quienes piensan que Anderson hubiera sido iniciado en la Logia de Aberdeen, Escocia, entre los años 1698 y 1702; pero, debido a la gran falta de datos históricos, la fecha exacta de iniciación y por tanto, su legitimidad como Masón y como autor de las Constituciones Masónicas, es un punto que suscita muchas dudas.

Se sabe además, que en aquel tiempo en la mayor parte del territorio del Reino Unido la Masonería solamente se componía de dos grados: Aprendiz y Compañero. Aunque, los indicios nos llevan a pensar que el grado de Maestro se podía encontrar en el territorio escocés. Sin duda alguna, la División de York, como ya lo hemos expresado, trabajaba con un sistema de VII grados más algunos cargos especiales, como el de Jaquím.

Ahora bien, antes de seguir con nuestra exposición creemos necesario recordarles a nuestros lectores que para la época de la referencia, paralelamente se presentaron tres hechos transcendentales que no podemos dejarlos a un lado por su incidencia en lo que venimos relatando: el primero es religioso; el segundo, político y el tercero, científico.

Estatua de Martín Lutero
(Berlín, Alemania)

En cuanto al religioso, tenemos como antecedentes la «Reforma Protestante» en el s. XVI, primero con el teólogo y monje agustiniano alemán, Martín Lutero y sus 95 tesis; seguido del teólogo francés Juan Calvino con los «cinco puntos del calvinismo» como contraposición a las doctrinas de Jacobo Arminio. Esta situación creó el descontento popular contra el papado y la Iglesia Católica, la que respondió con lo que conocemos como la «Contrarreforma».

Enrique VIII y Ana Bolena

Durante esta etapa los Masones sajones se mantuvieron leales al catolicismo hasta la llegada al trono del monarca Enrique VIII, quien lideró un movimiento religioso en contra del Vaticano. De hecho, este soberano, conocido por su vocación a los matrimonios (seis en total) le solicitó al papa la anulación de las primeras nupcias contraídas con Catalina de Aragón para casarse con su amante Ana Bolena, lo cual le fue denegado. Así pues, el rey hizo caso omiso a la filosofía católica y procedió a que se cumpliera su petición. En consecuencia, fue excomulgado por el papa Clemente VII, y en respuesta, el rey expidió la «Ley de Supremacía», que de un plumazo lo convirtió en cabeza de la Iglesia de Inglaterra, separada de Roma. Por consiguiente, los monasterios y todas las propiedades de la Iglesia Católica pasaron a la corona; de ahí, que la construcción de catedrales se haya paralizado en ese período, dejando sin trabajo a un sin número de operarios(2).

Catedral Nuestra Señora Riches Claires
Estilo: Flamenco Renacentista
(Bruselas, Bélgica - 1617)

Si a este acontecimiento le sumamos el de la reforma protestante que también detuvo bruscamente la construcción de templos en gran parte de Europa, ¿podríamos pensar cuál sería el alto índice de desempleo en materia de construcción? En virtud de estos sucesos, no es nada sorprendente que muchos tratadistas consideren esta fase como el comienzo de la Masonería Especulativa. Evidentemente, las asociaciones profesionales de constructores fueron sustituidas por la arquitectura renacentista, y en compensación las Logias fueron admitiendo cada vez en mayor número a los Masones Aceptados.

Jacobo IV de Escocia (1473)
Dinastía de los Estuardo

Con relación al segundo hecho, el político, tampoco lo podemos desligar del religioso. Efectivamente, durante el s. XVII la complicada contrariedad entre los Estuardo pro católicos y los protestantes dividió extremadamente a los Masones de Inglaterra y Escocia; igualmente sucedió en el conflicto del protestantismo entre anglicanos y presbiterianos.

Edificio de la Royal Society  (Edimburgo, Escocia)

El tercer suceso, el científico, tiene que ver con la «Royal Society», fundada el 28 de noviembre de 1660 por doce Masones, entre ellos el judío católico Elías Ashmole, ardoroso miembro de los Rosacruces y Masón aceptado en la Logia de Warrinton a la que también perteneció Isaac Newton. De hecho la «Royal Society» fue creada con el propósito «de edificar la casa de Salomón, templo ideal de las ciencias», merece mención especial porque es la más antigua sociedad científica del Reino Unido y una de las primeras de Europa, que inicialmente tuvo carácter secreto como se estilaba en esa época(3).

Luego de hacer memoria de estos tres episodios, ahora continuemos con nuestra narración.

Jorge I, primer rey de Gran Bretaña e Irlanda
de la casa Hannover (Alemania)

Así pues, en septiembre de 1714, en Londres, Anderson alteró las reglas referente a la admisión de personas como miembros del gremio sin que hubieran cumplido el periodo obligatorio de aprendizaje de siete años e instruye en las ideas y prácticas Masónicas a una serie de profanos, pertenecientes a la burguesía y a la aristocracia, vinculados al trono británico de la recién establecida casa imperante de Hannover (Alemania), que a su vez eran miembros de la «Royal Society».

En todo caso, así no nos guste, que tildemos a Anderson de traidor, que fue irregular lo que hizo, es posible que todo eso sea cierto; sin embargo, nadie, en ese momento histórico, pensó que ese “hecho irregular” iba a cambiar el acontecer de la Orden de manera definitiva. En realidad, funda una Logia a finales del año citado, seguramente el día de san Juan de Invierno(4), conformada por siete Compañeros Francmasones, entre los que se encontraba él y su yerno Jean Théophile Désaguliers, con el nombre de la taberna en la que tuvo lugar la fundación: Goose and Gridiron, o sea, La Oca y la Parrilla, sin autorización de la vigente jerarquía Operativa a la que pertenecía, perjurio que le valió su expulsión de la antigua estructura. Al año siguiente, 1715, la recién creada Logia cambia su nominación por el de Lodge of Antiquity, de carácter totalmente «Especulativo».

Tres años más tarde, el 24 de junio de 1717, esos ocho Masones irregulares, reunidos en la taberna Goose and Gridiron de la ciudad de Londres, constituirían las siguientes cuatro Logias, tan irregulares como la primera:

1. The Goose and Gridiron (La Oca y la Parrilla) (Patio de la iglesia de San Pedro).
2. The Crown (La Corona) (Parker's Lane, Dary Lane).
3. The Apple-Tree Tavern (El Manzano) (Charles Street, Covent Garden).
4 The Rummer and Grapes Tavern (El Cubilete y las Uvas) (Channel Row, Westminster).

Anthony Sayer

De esta manera nace la primera Gran Logia de carácter «Especulativo» en el mundo, la cual fue llamada «Gran Logia de Londres y Westminster» eligiendo como Gran Maestro a Anthony Sayer. Por consiguiente, no es nada sorprendente que la llegada de este nuevo Cuerpo Masónico diera como resultado un enorme crecimiento de la membrecía, sobre todo por la vinculación de dirigentes con la corona y la aristocracia en general.

Después, en 1723, Anderson y su yerno Desaguliers elaboran una Constitución de carácter deísta, fundamentada en una religión natural o racional; dicho de otro modo, basada en la revelación que el propio concepto de divinidad genera en la razón del hombre, excluyendo así la idea de testimonio histórico. Este Código es conocido como “las Constituciones de Anderson”, el que en su edición de 1738 denota cierta influencia judaica, conteniendo sus reglas de organización y principios.

Masones Antiguos vs. Masones Modernos

De hecho, como era de esperarse, las reacciones contrarias de los viejos Masones ortodoxos se hicieron sentir, en especial los de la ciudad de York, apoyados por los de Escocia, aunque el tratadista Henry Sadler, en su libro Hechos y ficciones masónicas (1887), afirma que sobre todo lo hicieron unos Hermanos divisionistas, inmigrantes irlandeses en Londres que, al ser recibidos con cierta hostilidad por las Logias inglesas, decidieron crear su propia institución.

Athelstan, rey de Inglaterra entrega la Constitución de York
en 926  a la primera Logia de Canteros, designando como
Gran Maestro a su hermano, el príncipe Edwin.

En todo caso, los Hermanos opositores en 1751 fundaron la «Gran Logia de Masones Libres y Aceptados de Inglaterra», cuestionando que la Gran Logia establecida en Londres había incluido reformas que la llevaron a separarse de los tradicionales linderos de la Masonería, mientras que ellos trabajaban de acuerdo con los antiguos reglamentos (Constitución de York) elaborados por el príncipe Edwin en el año 926. Por tal razón, se les denominó los «Antiguos», en oposición a la primera Gran Logia que, irónicamente, será apodada como la de los «Modernos».

Al igual que los «Modernos», la Gran Logia de los «Antiguos», también expidió su Constitución, compilada por su Gran Secretario Laurence Dermott, llamada Ahiman Rezon, nombre semítico que poco más o menos significa: Una ayuda a un Hermano.

Augusto Federico, duque de Sussex

Como consecuencia de todo esto, las pugnas entre ambas Potencias Masónicas se volvieron habituales, las cuales se mantuvieron durante 63 años, constituyéndose así la primera división de la Francmasonería. Con todo, en 1809, las dos Grandes Logias rivales emprendieron conversaciones a través de sus respectivos Grandes Maestros, los duques de Sussex y de Kent, hijos del rey Jorge III para llegar a un acuerdo de unión equitativo que se produjo el 27 de diciembre de 1813. De este modo, al nuevo organismo le dieron por nombre «Gran Logia Unida de Inglaterra de Masones Antiguos, Libres y Aceptados» y es la que hoy por hoy subsiste, designando al duque de Sussex y presidente de la Royal Society, Augusto Federico como su primer Gran Maestro.

Es importante señalar que ese mismo año sale una nueva edición de “las Constituciones” de índole teísta que afirma la existencia de un Dios, personal, inteligente y libre, que ha creado, conserva y gobierna el universo.

Al unificarse las dos tendencias Masónicas en conflicto, acordaron además crear una «Logia de Reconciliación» que durante dos años recibiera propuestas de ceremoniales y modelos de todas las Logias. Por consiguiente, en 1815 esta Logia presentó su propuesta final de liturgias y esquemas completamente laicos. Desde entonces la «Gran Logia Unida de Inglaterra de Masones Antiguos, Libres y Aceptados» se autonombró como autoridad rectora de la Masonería a nivel mundial y “es ella quien debe reconocer la legalidad o no de las demás Grandes Logias del mundo” ¿Cómo les parece?

En síntesis, podemos concluir que todos estos procesos históricos, con sus peculiares características en cada región y época han influido notablemente en diversas manifestaciones sociopolíticas que han generado cambios en las estructuras de nuestra sociedad, que hasta el día hoy han persistido y siguen evolucionando.

Referencias Bibliográficas

1. Abrines, Frau Lorenzo. DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA Masonería. Tomo II. Editorial del Valle de México. México. Octubre 16 de 1981.

2. Beck, Ralph T. LA MASONERÍA Y OTRAS SOCIEDADES SECRETAS. Editorial Planeta. Primera edición. Bogotá. Agosto de 2004.

3. El Nuevo Diario.com.ni. RECONOCE TUS ERRORES PARA SER FELIZ. Baca, Sayali. En Internet. http://www.elnuevodiario.com.ni/suplemento/misteriosyenigmas/592-reconoce-tus-errores-feliz.

4. Freinet, Guillaume. MASONES Y ROSCRUCES. Editorial Andrómeda. Primera edición. Buenos Aires, Argentina. Septiembre de 2006.

5. Mackey, Gallatín Albert. ENCICLOPEDIA DE LA FRANCMASONERÍA. Tomo IV. Editorial Grijalbo, S. A. México. 1981.

6. Naudon, Paul. LOS ORÍGENES DE LA FRANCMASONERÍA. Editorial Dervy. París. 1992.

7. Ridley, Jasper. LOS MASONES. Ediciones B. Argentina, S. A. Segunda edición. Buenos Aires, Argentina. Junio de 2002.

8. Young, John K y Karg Barb. EL GRAN LIBRO DE LA MASONERÍA. Editorial Panamericana. Primera reimpresión. Bogotá D. C., Colombia. Abril de 2013.
                                                     
(1) El Nuevo Diario.com.ni. RECONOCE TUS ERRORES PARA SER FELIZ. Baca, Sayali. En Internet. http://www.elnuevodiario.com.ni/suplemento/misteriosyenigmas/592-reconoce-tus-errores-feliz.
(2) Young, John K. y Karg, Barb. EL GRAN LIBRO DE LA MASONERÍA. Primera edición. Editorial Panamericana. Abril de 2013. Bogotá, D. C., Colombia. Pp. 26-27.
(3) Naudon, Paul. LOS ORÍGENES DE LA FRANCMASONERÍA. Editorial Dervy. París. 1992, P. 271.
(4) El solsticio de invierno corresponde al instante en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste. Dependiendo de la correspondencia con el calendario, el evento del solsticio de invierno tiene lugar entre el 20 y el 23 de diciembre todos los años en el hemisferio norte, y entre el 20 y el 23 de junio en el hemisferio sur.

sábado, 16 de mayo de 2015

Orígenes de la Masonería Especulativa

Por: Mario Morales Charris, 33º
Ex Gran Maestro de la Muy Respetable Gran Logia
del Norte de Colombia

Catedral de Notre Dame (París, Francia)

La Francmasonería como organización, constituida por hombres y mujeres de buenas costumbres, no podía estar a espaldas de la evolución de la sociedad en general; algunas Logias y gremios de la Masonería Operativa dejaron gradualmente de realizar obras materiales (construcción de catedrales, castillos, etc.), pero siguieron como instituciones fraternales. Simultáneamente otros continuaron como organizaciones de trabajadores, conservando sus antiguos usos y costumbres, entre los que se destacan, las reuniones ritualistas que permitían la libre reflexión, la interpretación ética, filosófica y simbólica de los instrumentos o medios de la construcción.
Jacobo VI  de Escocia y I de Inglaterra e Irlanda

Dentro de las colectividades debidamente organizadas que dirigían grandes obras arquitectónicas y más antiguas de la que se tenga conocimiento, podemos mencionar la de York(1), creada en el 926 para Inglaterra; la de Estrasburgo(2) (Francia) en 1459, año en que las Logias de Alemania se pusieron bajo su obediencia en la Asamblea de Ratisbona(3) (Alemania). No nos gusta hablar en primera persona, pero en esta ocasión permítanmelo hacerlo, para mí fue, entre otras cosas, la primera Gran Logia que se sepa, y en donde fue aprobado el documento intitulado: «Estatutos de la Asociación de Talladores de Piedra y de Constructores». Destacamos igualmente la de Suiza en el siglo XV, quien guardaba independencia en Berna y luego trasladada a Zurich, pero en momentos difíciles acudía a Estrasburgo; del mismo modo la de Viena, quien tenía bajo su jurisdicción las de Estiria y las de Hungría, también guardaba independencia y recurría a Estrasburgo como la anterior. Asimismo, de acuerdo a los Estatutos Schaw(4), documento elaborado el 28 de diciembre de 1598, en Edimburgo (Escocia), podemos observar la organización de las Logias Operativas, en ese entonces administradas por un Vigilante General (lo que sería hoy un Gran Maestro). En dicho documento se consignan los Estatutos y Ordenanzas que deben observar todos los Maestros Masones establecidos bajo el reino de Jacobo VI, representado por el Maestro de Obras William Schaw. Tiempo después, la Gran Logia de Inglaterra, creada en la ciudad de York en 1705, descendiente de las Logias Operativas, toma la organización establecida en los Estatutos Schaw, pero ya en ese período denomina a la federación de Logias: Gran Logia y a su representante administrativo: Gran Maestro.

Masonería Operativa

La Masonería, cualquiera que sea su orientación, conservadora u ortodoxa y liberal o adogmática, ambas corrientes están de acuerdo que ésta se desarrolló en dos ciclos: el primero, correspondiente a la Masonería Operativa, propio de las corporaciones de constructores, que no eran simples operarios sino que cultivaban el arte de la construcción y se estructuraban jerárquicamente. Sus miembros se consideraban «Hermanos» y practicaban habitualmente la ayuda mutua. El segundo período, el de la Masonería Especulativa o Filosófica, cuyo objetivo es el perfeccionamiento moral y espiritual de la Humanidad mediante la construcción del Templo de la Virtud y la Razón, utilizando para ello herramientas simbólicas.

El tránsito de una etapa a la otra, la podemos situar temporalmente entre los siglos XII y XIII; no obstante, de igual forma se cree que la Masonería Especulativa surgió durante el Renacimiento, cuando los grandes proyectos de construcción de catedrales habían finalizado por el momento, y los trabajadores que accedían a las Logias se habían quedado, de pronto, sin un motivo ni lugar común para reunirse.


En esta época de transición de la Masonería Operativa a la Especulativa, nació la práctica de iniciar a hombres (nobles, burgueses, artistas, médicos, abogados, filósofos, artesanos, etc. con distintos credos religiosos) a los que se quería enaltecer por defender ideales comunes a nuestra Institución Masónica, o por cualquier otro motivo, incluyendo el del poder político. Como quiera que estas personas no pertenecieran al gremio de los constructores, eran consideradas y llamadas «Masones Aceptados».

En todo caso, las razones y los sucesos que condujeron a la conformación de la Masonería Especulativa son diversos, y uno de los principales, como lo expresamos arriba, lo fue la situación de los constructores al comenzar el Renacimiento; en efecto, existen otras dos historias más que sirvieron de escenario a este cambio, una la encontramos en Italia y la otra en Inglaterra.

Papa Julio II, uno de los principales
mecenas del Renacimiento en Florencia

Evidentemente, la ciudad de Florencia, Italia, se convirtió en un centro atractivo por excelencia en materia del desarrollo de las artes durante la revolución cultural respaldada por el Renacimiento. Una de las novedades esenciales en esta época, con relación a la labor de los pintores, escultores y demás genios de las bellas artes, es que sus trabajos comenzaron a ser financiados y adquiridos por los mecenas, permitiéndoles separarse de la iglesia católica, institución que mantenía el monopolio de ordenar la producción y compra de sus obras. De hecho, se generó un profundo cambio en la temática de las pinturas, dibujos y esculturas, ya no serían siempre de carácter religioso, pues los nuevos burgueses por lo general encargaban obras relacionadas con sus familiares o paisajes encantadores.

Como resultado en el cambio de panorama de trabajo y empleadores, a la vez se presentaron inmensas reformas técnicas propias de esa temporada, que no solamente se reflejaban en nuevos instrumentos de trabajo convenientes para la investigación científica, sino además en nuevas formas o procedimientos de pintar, como la viabilidad de obtener efectos ópticos novedosos y otros conceptos relacionados con la imagen, como la perspectiva, la profundidad, etc.

P. Toscanelli - L. Da Vinci - A. Vespucio

En virtud del progreso, los artistas se veían obligados a instruirse para ver cómo operaban dichos procesos, de qué manera aprovechar las técnicas y de qué modo sacar partido en su propio estilo artístico. Luego, era indiscutible que, sin perfeccionamiento, no sería factible lograr esos nuevos conocimientos en los talleres tradicionales. De ahí, que el gremio de los constructores y artistas de Florencia, miembros de una Logia de Masonería Operativa, tomaran la decisión de revertir esta realidad desventajosa y contrataron los servicios de Pablo Toscanelli, Leonardo da Vinci y Américo Vespucio para que crearan una academia donde pudieran instruirse.

Integración de la Academia en el sistema político
Por: Giorgio Vasali
Solía creerse que a pesar del distanciamiento creado entre el arte y el clero, la iglesia católica no iba a pretender inmiscuirse en los asuntos de la enseñanza de la academia. No fue así, porque procuraba controlar puntualmente los conocimientos; pues, habían numerosas respuestas que podían arrojar la ciencia que le interesaba dejar en la media luz. Esta intervención permanente por parte del papado y sus sometidos, era precisamente uno de los asuntos principales que la Masonería, desde la época antigua, deseaba resolver. En efecto, le debían pedir permiso al prelado para reunirse en vista de que las Logias se construían al lado de las catedrales en edificación.

Entre tanto, las academias se convirtieron en centros ideológicos donde los alumnos recibían formación política, pero en especial estudiaban las últimas técnicas del arte y el conocimiento científico con el objetivo de seguir con la lucha emprendida por sus antecesores. De esta forma, el gremio florentino se separa de la Masonería Operativa y se convierte en Especulativa, quien asume la responsabilidad de la enseñanza superior y el debate político.

Incendio de Londres en 1666

Un siglo después de haber comenzado el Renacimiento en Florencia, Italia, encontramos la otra historia en Inglaterra. Efectivamente, el domingo 2 de septiembre hasta el miércoles 5 del mismo mes de 1666, se presentó un gran incendio en la ciudad de Londres, que prácticamente arrasó la ciudad. El fuego destruyó el centro de la ciudad medieval dentro de la vieja muralla romana de Londres. Amenazó, pero no llegó, al nuevo distrito aristocrático de Westminster, el palacio real de Whitehall y la mayoría de los asentamientos suburbanos de Londres.

El fatídico incendio, ha sido considerado como una de las mayores desgracias o tragedias de la historia de Londres. Se destruyeron 13.200 casas, 87 iglesias parroquiales, 44 salones de la Livery Company, la Catedral de San Pablo, etc. Dejó a unas 80.000 personas sin hogar, equivalente a una sexta parte de la población de la ciudad en ese tiempo. Uno de los motivos por los que el incendio fue tan destructivo se debió a los materiales de construcción, pues la mayoría de los edificios y casas eran de madera. En los nuevos planos de la ciudad se utilizó la piedra y el "ladrillo" para evitar ese problema en el futuro.

Gran Maestro Christopher Wren

A raíz de esta calamidad, la Masonería Operativa inglesa, liderada por su Gran Maestre, Christopher Wren(5), se puso al frente para colaborar en la reconstrucción de la ciudad. Fue así como el rey Carlos escogiera al científico y arquitecto Wren como supervisor del Acta de Reconstrucción, y más tarde, en 1667, supervisor general de las obras del rey. Su plan urbanístico nunca se llevó a cabo, pero se hizo cargo de la reconstrucción de la catedral de San Pablo, una de las pocas catedrales inglesas edificadas después de la época medieval y la única de estilo renacentista de todo el país. Para su diseño, Wren se inspiró en la Basílica de San Pedro de Roma y a pesar de encontrar una fuerte oposición al final consiguió dotar a Londres y a Inglaterra de uno de sus edificios más hermosos, además rehízo 51 iglesias parroquiales y muchos otros edificios relevantes. De igual forma, también se construían Logias de Masonería Operativa alrededor de las edificaciones en restauración.

Catedral de San Pablo - Londres

Una de esas Logias que contribuyó con al rescate de Londres fue la de San Pablo; pues, en 1703(6) tomó la decisión de no estar limitada a los constructores, y que a partir de ese momento podrían incorporarse profesionales o trabajadores de otros gremios y especialidades. Determinación que cambió radicalmente el curso de la historia Masónica.

Después, en 1717, cuatro logias fundarían la primera Gran Logia de carácter «Especulativo» en el mundo, la cual fue llamada «Gran Logia de Londres y Westminster» eligiendo como Gran Maestro a Anthony Sayer.

Con respecto a lo que acabamos de expresar merece una aclaración necesaria, se trata de la confusión que tienen algunos tratadistas sobre los conceptos de «Masonería Aceptada» y «Masonería Especulativa». Ciertamente, en la época medieval, estas dos expresiones difieren de ser sinónimas: la «Masonería Aceptada» es una parte integral de la «Masonería antigua» y acompaña regularmente a la «Masonería Operativa» desde sus orígenes. Sus miembros no eran «del Oficio» sino que pertenecían o bien a la nobleza, a la religión o a la medicina. Por consiguiente, la «Masonería Tradicional Antigua» estaba formada por las siguientes categorías o jerarquías:

1) Masonería Operativa Espiritual: practicada por los «inspiradores herméticos». Los «Caballeros-Masones Elegidos» de Martínez de Pasqually, según René Guénon, habrían sido unos de los últimos representantes.

2) Masonería Operativa Material: son los «Obreros de la Piedra» que construyeron las catedrales góticas y a los que se refería el Caballero Andrew Michael Ramsay.

3) Masonería Aceptada: en las Logias Operativas el médico y el capellán (Brother of Jakim) eran miembros aceptados y no iniciados en nuestros augustos misterios.

Estos tres cuerpos estaban sistémica y jerárquicamente constituidos en un conjunto que unía, en el logro de la Gran Obra, a las diferentes etapas de existencia según el principio hermético de «materializar el espíritu y espiritualizar la materia».

Desigualdad social

También nos atrevemos afirmar que el pensamiento Masónico moderno, en este período de transformación de la Masonería Operativa a la Especulativa, nace como una necesidad de darle importancia al humanismo del individuo. Se presenta en una fase de evidente desigualdad social, como despotismo religioso y carencia de libertad entre otros. No obstante, toda la crisis finalizó con el derrumbe del sistema feudal; o sea que la Masonería Especulativa surge en un momento histórico en que las necesidades espirituales y materiales del hombre estaban totalmente opuestas a los intereses de los señores feudales que hacían lo imposible, con el apoyo de la gran mayoría del clero, por mantenerse vigentes.

Es de aclarar, que por principios, la Francmasonería no es partidaria de la guillotina ni de la esclavitud de un pensamiento silencioso y clandestino. Tampoco fue creada para derrocar un modelo social, o derribar instituciones, o para gestar una revolución de masas, pero se ocupa de combatir manifiestas mezquindades humanas. En realidad, los Masones no podemos permanecer apáticos o callados ante la injusticia social, todo lo contrario, tenemos que esgrimir o enarbolar las banderas de la Igualdad, la Fraternidad y la Libertad.

El alquimista de Pietro Longhi

El carácter especulativo de la Masonería contemporánea se refiere precisamente al estudio y reflexión interior del Masón, lo cual debe hacerse, simbólicamente hablando, mediante el labrado de nuestra Piedra Bruta, para edificar nuestro templo interior, y esto denota esa característica fundamental de nuestra Institución actual. Es importante destacar una vez expuesto lo anterior, y hecho el breve y sucinto recorrido histórico de la Masonería, que la llamada Masonería Operativa, también estudiaba ciertas doctrinas filosóficas y esotéricas, tales como la doctrina hermética y la alquimia, aspecto que nos lleva a concluir que la llamada Masonería Operativa era también Especulativa, y que de la Masonería Especulativa actual, de Operativa solo le queda el uso y estudio de la Simbología.

Su gesto, motivado por las necesidades espirituales y filosóficas del ya mayoritario sector de Masones “aceptados” (los no ligados al oficio de la construcción, pero acogidos como miembros de las Logias), iba orientado hacia la reforma profunda de la Orden, definiendo como fines de la misma la mejora moral y espiritual de la Humanidad mediante la construcción del Templo de la Virtud y la Razón, utilizando, por tanto, herramientas simbólicas. Nace así la Masonería Especulativa, que es la que llega a nuestros días, predominando en ella la reflexión, el debate y el estudio, con mayor o menor proyección hacia la sociedad. De 1721 a 1738 se suceden las ediciones de las denominadas Constituciones de Anderson, en las que se compendia el nuevo proyecto y se incorporan novedades, como la consideración de la Maestría en un nuevo grado, personal e independiente del cargo, y se le dota de contenido ritual y simbólico.

Referencias bibliográficas:

1. Abrines, Frau Lorenzo. DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA Masonería. Tomo II. Editorial del Valle de México. México. Octubre 16 de 1981.

2. Beck, Ralph T. LA MASONERÍA Y OTRAS SOCIEDADES SECRETAS. Editorial Planeta. Primera edición. Bogotá. Agosto de 2004.

3. De la Cierva, Ricardo. EL TRIPLE SECRETO DE LA MASONERÍA. Editorial Fénix. Tercera edición. Madrid, España. Mayo de 1994.

4. Freinet, Guillaume. MASONES Y ROSCRUCES. Editorial Andrómeda. Primera edición. Buenos Aires, Argentina. Septiembre de 2006.

5. Learche, W. Cox. LA REGULARIDAD MASÓNICA EN UNA NUEVA LUZ. Berbera Editores. 1975.

6. Morales Charris, Mario, compilador. ANTIGUOS DOCUMENTOS DE LA MASONERÍA –Manuscritos antes de 1717– Gran Logia del Norte de Colombia. Ediciones Cencys 21. Barranquilla, Colombia. Marzo de 2004.

7. Ridley, Jasper. LOS MASONES. Ediciones B. Argentina, S. A. Segunda edición. Buenos Aires, Argentina. Junio de 2002.

8. Young, John K y Karg Barb. EL GRAN LIBRO DE LA MASONERÍA. Editorial Panamericana. Primera reimpresión. Bogotá D. C., Colombia. Abril de 2013.

                                                  
(1) Morales Charris, Mario, compilador. ANTIGUOS DOCUMENTOS DE LA MASONERÍA –Manuscritos antes de 1717– Gran Logia del Norte de Colombia. Ediciones Cencys 21. Barranquilla, Colombia. Marzo de 2004. Pp. 15-16.

(2) Gran Logia del Norte de Colombia. Op Cit. Pp. 65-76.

(3) Id. Pp. 77-84.

(4) Ib. Pp. 95-98.

(5) Es interesante señalar que el Gran Maestre, Christopher Wren fue miembro fundador y presidente de la Royal Society. Asimismo sirvió como miembro del Parlamento inglés durante los periodos 1685 – 1688 y 1702 – 1705. Newton lo elogió y destacó por su brillantez como científico. Fue el último Gran Maestre Masón de la antigua Masonería Operativa de Inglaterra, dejó el cargo en 1702.

(6) Freinet, Guillaume. MASONES Y ROSACRUCES. Editorial Andrómeda. Primera edición. Septiembre de 2006. Buenos Aires, Argentina. P. 67.

martes, 3 de marzo de 2015

La Regularidad Masónica

Por: Mario Morales Charris, 33º
Ex Gran Maestro de la Muy Respetable Gran Logia
del Norte de Colombia

Introducción

Si hay algo que caracteriza a los masones es la sinceridad con la que hablamos.
Mario Morales Charris

El epígrafe que encabeza este título está relacionado con una de las temáticas más debatidas dentro de la Francmasonería. Tiene que ver con dos maneras de hacer Masonería, acompañado por el fantasma del «reconocimiento» entre obediencias masónicas. El asunto es fastidioso. Para el no masón seguramente sea difícil de entender en todos sus aspectos. Sin embargo, de manera sucinta, trataremos de ordenar algunos conceptos que, a través de la reflexión, contribuyan a perfeccionar la información sobre esta cuestión.

Si hay algo que caracteriza a los masones es la sinceridad con la que hablamos. De veras, siempre que se toca el tema de la tan cacareada regularidad e irregularidad Masónica, observamos con mucha preocupación la manera cómo lo expresan algunos Hermanos, unos en defensa de la regularidad y otros a favor de la irregularidad… ¡Qué pérdida de tiempo! Sobre todo en una discusión insignificante, espacio que debemos dedicarlo al estudio y a la investigación. Además, nos conmueve al ver el notorio dogmatismo e intolerancia en cierto sector de nuestra membresía, que apartándose de los «limites» y senderos masónicos, como lo veremos más adelante, piensan estar en una «guerra santa» encaminada, al parecer, a sus convicciones religiosas, pero en el transitar de la Masonería están totalmente equivocados.

Al mismo tiempo nos sorprende y nos da pesar ver cómo se malinterpretan los lineamientos Francmasónicos, por una parte; por otra, se menosprecian el pensamiento Masónico y cierta ortodoxia formal en los conceptos expresados por algunos Hermanos, que lamentablemente dejan ver ante los profanos su ignorancia sobre el contenido de rituales, reglamentos, constituciones y, esencialmente, la historia de la Orden; al punto de no poder mostrar con claridad el valor fundamental de la razón, principio imprescindible de nuestra Institución, encaminada a elevar al género humano por encima de prejuicios, dogmas, ignorancia y en especial, el sometimiento civil de la humanidad a los fines de los que han martirizado y angustian a la especie humana mediante las diversas formas de sumisión y explotación, que los tiranos esclavistas, luego los señores feudalitas y después los capitalistas, concibieron e ingeniaron para sus propósitos económicos y políticos, como son los de apropiarse de los medios de producción, establecer las diferentes clases de monopolio a través de los distintos paradigmas económicos que conocemos hoy en día hasta llegar al «imperialismo, fase superior del capitalismo», como lo designó Lenin, o «capitalismo salvaje» como se le conoce actualmente, y que tanto daño le hacen y le han hecho a la sociedad en general.

En consecuencia, hoy tenemos una Masonería anglosajona con ramificaciones en el mundo berlinés, en la Europa boreal y demás continentes, feudataria de los que fueron sus progenitores: clérigos, pequeños burgueses, aristócratas ilustrados y, después, la monarquía con su dominio señorial, a la que se sumó la gran burguesía de la época, enriquecida desde finales del feudalismo y las primeras señales del capitalismo, en especial, cuando se da la revolución industrial.

Este tipo de «Masonería Especulativa» o «Moderna», creció y se desarrolló en estas naciones como una potencia predominantemente conservadora, afín con los preceptos de la religión cristiana-protestante, debido al origen social de la mayoría de sus miembros, por lo que estuvo y ha estado vigorosamente unida al poder eclesiástico, sin verse sometida a persecuciones de ninguna clase, ni tener problemas de índole alguna para su desarrollo y consolidación.

En cambio en los países meridionales la otra clase de «Masonería Especulativa» surgió y creció sometidos por la iglesia católica junto a las monarquías absolutistas. De ahí que ciudadanos ávidos de libertad e intelectuales de la época se hayan convertido en revolucionarios precursores de las actuales repúblicas. Luego entonces, podríamos afirmar que la Masonería de los países latinos emergió de la clase estudiosa, de los que más tarde serían conocidos como enciclopedistas, librepensadores y, posteriormente, liberales.

De hecho, a partir de la aparición pública de la «Masonería Especulativa», sus miembros se matricularon con los anhelos de libertad de los países de lengua latina, convirtiéndose en paladines de este proceso, generándose a la vez una fuerte y abierta oposición con las realezas absolutistas, de las que la misma iglesia católica hacía parte y era cabecilla, con potestad para proclamar monarcas, sultanes, faraones, etc. y legalizar o habilitar noblezas imperantes. 

El antagonismo de concepciones, por un lado el vetusto y anárquico sistema político y por el otro el naciente estado democrático liderado por la Francmasonería, trajo como resultado las persecuciones para estos últimos de parte de los países en los que la religión dominante era el catolicismo romano y el régimen político totalitario, viéndose obligados nuestros Hermanos a trabajar en secreto.

Los ideales de libertad promulgados por la Masonería, en un instante, llegaron a las colonias de la Corona Británica establecidas en el norte de América. Justamente, las Logias de esta comarca cuya estructura social era diferente a las inglesas, se transformaron, en un abrir y cerrar de ojos, en núcleo y acantonamiento de la naciente revolución de los EE. UU. contra la dominación anglosajona.

Se sabe que la contribución de la Francmasonería llegó a ser tan determinante e influyente en la independencia de los Estados Unidos de América, que los líderes más importantes fueron acreditados masones; igualmente, fueron en buen número, los subscriptores de la gloriosa declaración de independencia, que entre otras cosas, es un genuino o real documento Masónico.

Es de gran valor señalar que durante la revolución americana se usó por primera vez, con un sentido político, la divisa masónica: Libertad, Igualdad, Fraternidad; la misma que pasaría a la historia de la humanidad al adoptarla, tiempo después, los franceses como lema de su revolución. Adopción que viene a ser la prueba reina para demostrar la definitiva participación de las Logias Masónicas en la producción intelectual de dos sucesos determinantes para lograr la libertad, como lo fueron: La Declaración de los Derechos del Hombre y la Revolución Francesa.

Igualmente, como sabemos, la Masonería lideró el proceso de independencia hispanoamericana y la unidad italiana, dando nacimiento a la moderna Italia.

Entretanto, la Masonería anglosajona colabora activa y notoriamente en el proceso colonialista que dará lugar durante el siglo XIX al establecimiento del Imperio Británico.

Pese a sus diferencias, durante algo más de siglo y medio la «Masonería Moderna», o «Especulativa», fue idónea al conservar una imagen de unidad universal. Esta realidad se mantuvo hasta que, ya liquidado el imperio español, Francia e Inglaterra resolvieron repartirse el poder de nuestro planeta, emprendiendo el imperio británico una profunda e impasible disputa por conquistar regiones de preponderancia y mantener o proteger las ya logradas.

De esta manera, a mediados del s. XVIII, las nacientes dos tendencias de la Francmasonería actual se calificaron en recíprocas censuras de denuncias sobre “Irregularidad”, apelativo que a la fecha, lamentablemente, todavía subsiste.

REGULARIDAD E IRREGULARIDAD MASÓNICA


Definición de Logia Regular

Mackey(1) la define como: la Logia que trabaja bajo la autoridad legal del Poder de Constitución se llama regular. Este término se usó por primera vez en 1723, en la primera edición de las Constituciones de Anderson. En el reglamento General Octavo publicado en esa obra dice así: ‘si algún grupo o número cualquiera de Masones se reúnen para formar una Logia sin el Poder del Gran Maestro, las Logias regulares no deben patrocinarlos’.

Lorenzo Frau Abrines(2) explica que Regular es lo que se halla ajustado o de conformidad con la regla, ley, uso y prácticas establecidas. Masón regular es aquel que, cumpliendo con sus deberes, se halla inscrito como miembro activo en el cuadro de una Logia regular. Logia regular es aquella que, cumpliendo con todas las prescripciones constitucionales, legalmente instalada y autorizada con patente de constitución de una potencia regular, se halla incluida en el cuadro de Logias de su jurisdicción; y una potencia es regular cuando, reconocida universalmente como tal, se corresponde y cambia sus representantes con los de las demás potencias regulares del globo. La regularidad es indispensable para el ejercicio de los derechos y prerrogativas que otorga la Masonería.

José María Ragón(3) precisa en su obra, Ortodoxia Masónica, p. 72, que se supo de este término por primera vez en la Masonería francesa en 1773, época en que el Gran Oriente la definía así: ‘La Logia regular es la Logia adherida al Gran Oriente, y Masón regular es el miembro de una Logia regular.’

René Guénon fue más allá y planteó con total claridad que la única “regularidad” auténtica es la Regularidad Iniciática y de ninguna manera la supuesta “regularidad” de la que se jactan algunas Obediencias Especulativas.

La concepción de “Regularidad” es una polémica que viene desde la llegada en público de la Masonería, prácticamente desde 1717, cuando se reúnen en Londres cuatro Logias que se organizan en Gran Logia, institución que antes no existía o sea, es un concepto moderno en la Francmasonería. Guénon afirmaba que el año 1717 no es el principio de un “revival” de la Masonería sino el comienzo de la etapa más aguda de su decadencia.
Gran Logia Unida de Inglaterra

Paralelo con este suceso surge la noción de «Obediencia» como agrupación de Logias que aceptan un plan de trabajo Especulativo determinado, las que confían o ceden parte de su soberanía en un organismo superestructural (Gran Logia), presidido por un Gran Maestro.

En todo caso debemos señalar que, al aparecer, la Masonería Especulativa se desplegó en el tiempo por los diferentes países del universo sin conocer fronteras, razas o idiomas. De tal manera que, cada nación acoge un modelo de Logia o eventualmente distintas formas de entender o interpretar la Francmasonería. Algunas serán más conservadoras como las autodenominadas “Regulares” que siguen los lineamientos de la Gran Logia Unida de Inglaterra de Masones Antiguos, Libres y Aceptados, que se autonombró como autoridad rectora de la Masonería a nivel mundial y “es ella quien debe reconocer la legalidad o no de las demás Grandes Logias del mundo”.

Efectivamente, es innegable que la Masonería está surcada por una multiplicidad de corrientes filosóficas, religiosas, ideológicas, liberales u ortodoxas, que determinan diferencias en el pensamiento y en la acción. La inmensa cantidad de rituales Masónicos que representan tradiciones particulares demuestran el carácter pluralista y polifacético de la misma.

De hecho es deplorable la Regularidad Masónica de la Masonería Especulativa teniendo en cuenta su reciente pasado. En efecto, muchas Potencias Masónicas, que no comparten con ciertas pautas de la Orden, se ven estigmatizadas y obligadas a trabajar, sin razón como desertoras de la Francmasonería, y cargar con la cruz de “Irregulares”, es el caso del Gran Oriente de Francia, las Logias Femeninas, las Logias Mixtas, etc.

Sin duda alguna, podemos afirmar que desde sus inicios, en la Francmasonería se han presentado desvíos, dolos, calumnias, etc. Para resguardarse de estas anomalías y evitar la pérdida de nuestra Institución –como ocurrió en otros tiempos– resultó la necesidad de implantar reglas o cánones de identificación para los que pidieran ser reconocidos entre Potencias Masónicas.
Masones en la independencia de EE. UU.

Es conveniente señalar que fueron las Grandes Logias de los Estados Unidos de Norteamérica las que establecieron la modalidad de reconocimiento. Para ello consideraron una ampliación del mismo, el cual se hacía a través del retejo y presentación de credenciales al estipular relaciones con otras Logias fuera de su jurisdicción. Además se sabe que cada Gran Logia tiene su propia lista de Principios Básicos de Reconocimiento, que por lo general no concuerdan o no son afines; sin embargo, aparentemente todos se basan en los Antiguos Limites. Ahora bien, si controvertimos la legalidad de los Antiguos Límites, preguntamos, ¿hasta qué punto son válidos estos Principios de Reconocimiento de Grandes Logias al fundamentarse en ellos?

Hoy en día ha tomado fuerza el asunto de la regularidad; pues, quienes la decretan terminan constituyéndose en jueces de los otros. Así, se presenta el caso de Grandes Logias que se desempeñan de manera mucho más regular que aquellas que las califican de “irregulares” y no las reconocen. El prejuicio social es tan grande en ciertas Logias, que se presenta el caso en muchas de ellas de no permitirles, por lo menos, la visita de Masones de raza negra por desconfianza de que puedan contaminarlas, y hacer que se sientan molestos sus miembros.

Por lo tanto, no es posible que una de estas Logias imponga reglas sobre Principios de Regularidad para el reconocimiento de otras Logias cuando ella no cumple con uno de los principios esenciales de la Francmasonería, como es el mandato de la «Igualdad». Primero deben ordenar sus Obediencias y acatar las disposiciones universales de la Masonería antes de calificar a otra de desorganizada.

Lo cierto es que ninguna Gran Logia saca a relucir la «Igualdad» como uno de los Principios Básicos para el reconocimiento de Grandes Logias; sin embargo, la gran mayoría precisa como requisito primordial, “que se deben tener en cuenta los Antiguos Limites”, pero se les olvida justamente que uno de esos límites es la «Igualdad» de todos los Masones.

Asimismo, podemos observar que algunas Grandes Logias imponen como condición la de colocar la Biblia sobre el Ara, no por ideología o convencimiento, sino para cumplir con un requisito de “Regularidad” y poder mantener las relaciones con otras Grandes Logias, vulnerando con ello su concepción particular de la libertad de credo religioso, que desde la filosofía Masónica pueden ser los Vedas, el Corán, el Zohar, la leyes de Manú o cualquier otro libro que los oficiantes consideren sagrado.

A pesar de que otras Grandes Logias no tienen en cuenta, por este hecho, el mandato Masónico de «Igualdad», son reconocidas “Regulares”; pero, estas no estiman, a su vez, como “Regulares”, ni les dan su “Reconocimiento” a Grandes Logias que, por ejemplo, no usan el Libro de la Ley Sagrada sobre el Ara, puesto que consideran que las mismas incumplen un canon importante de la Francmasonería. Preguntamos, ¿Son las primeras más “Irregulares” que las segundas?


Igualmente nos hacemos los siguientes interrogantes, ¿Con qué atribución pueden acusar de “Irregular” a una Logia Mixta que trabaja de modo Regular porque comete la “infracción” de mantener la Igualdad de la mujer en la Masonería? ¿Son menos Masones los de estas Logias por no tener el “Reconocimiento” de otras Logias? Indudablemente su censura no tiene para ellas otro valor que el de las “relaciones”. La falta de las mismas, aparentemente, perjudica más a la Institución en general que a las mencionadas Logias en particular.

También se presenta el caso en que una Gran Logia condena a otra que anteriormente la calificaba de “Regular”, ahora por ejemplo, si esa Gran Logia considerada “Regular”, entabla relaciones y/o firma un tratado de paz y amistad con alguna Logia Mixta a la que estiman “Irregular”, basta para declararla contaminada y por consiguiente “Irregular”.


De la misma manera encontramos el caso de Grandes Logias que admiten las Logias de Adopción, constituidas por mujeres (y que entre otras cosas no practican Masonería) las cuales, además, trabajan con ritos especiales y diferentes a los suyos, les aceptan realizar Tenidas en sus Templos en cambio a las Mixtas o Femeninas no, que lo hacen con ritos iguales a los suyos. ¿Acaso no es ésta otra incoherencia y una sinrazón en el actuar y el discernimiento?

El mandato de “Regularidad” que separa o relega a la mujer de la Francmasonería ¿tiene valor en unos casos y en otros no? ¿Cuál es la razón? ¿No son más irregulares las primeras que las segundas?


Como vemos, cada día se hace más urgente la revisión de los Antiguos Límites y buscar un acuerdo entre las Grandes Logias sobre una pauta de reconocimiento. Con todo, los señalados Límites exigen expresar con claridad la importancia esencial de la razón, precepto ineludible de la Francmasonería enfocado a enaltecer al género humano por encima de prejuicios, dogmas, ignorancia para que no tengan que ser admitidos con una venda en los ojos. De hecho, las interpretaciones arcaicas e ignorantes deben ceder ante el conocimiento de la verdad.

Es claro y patente que, la Regularidad en la Francmasonería no es una cuestión de género simplemente, sino también de proceder y de concepción. Se presenta el caso en que algunas Grandes Logias piensan que son especulativas o espiritualistas y cumplen cualesquiera de los requisitos o exigencias del concepto tradicional de Regularidad; sin embargo, a las espaldas de sus máscaras, son tan materialistas y formalistas como las que lo expresan sin reservas o sin tapujos. En lo que tiene que ver con la substracción de la mujer de la Masonería, una y otra se identifican en esta materia, ya que solamente ven en ella su figura física. Pues, ninguna de ellas lograría encontrar un fundamento en que apoyarse sí y sólo sí observara a la fémina en su forma espiritual o esotérica. Únicamente se amparan en la exclusión sujetada en uno de los Antiguos Límites, de la cual no pretenden separarse. En el evento que sea así, ¿no están creyendo ambas que es más valioso lo externo que lo interno? ¿Hasta qué grado sería válido un Límite que mantiene esta creencia?


Por lo visto, nos atrevemos a señalar que lo externo es consecuencia de motivos internos. Efectivamente, si fuese a la inversa, en que sea cierto, entonces la Francmasonería no tendría sentido ni razón de ser. Por lo tanto, estaríamos perdiendo el tiempo al plantear principios erróneos, como el de la Irregularidad Masónica, que contradicen el raciocinio que dice practicar nuestra Institución. Pues, no podemos concebir que se discrimine a la mujer o a cualquier ser humano idóneo que golpee de verdad a sus puertas con los toques de Libertad, Igualdad y Fraternidad para formar parte de ella, y le sea denegada la entrada por causa de su raza, su género o el color de su piel, es decir, por su naturaleza física o externa.

Conclusiones


1. Con fundamento al concepto de Regularidad las Obediencias Masónicas constituyen acuerdos de mutuo reconocimiento y relación entre ellas.

2. Cuando hacemos referencia a la Masonería Regular, estamos hablando a la que se ajusta a una serie de normas tradicionales, conocidas como “Antiguos Limites”. No obstante, subsiste controversia sobre cuáles de estas reglas son las verdaderamente convenientes y cuáles no. Situación que ha originado una gran división conceptual de la Francmasonería en dos escuelas principales, más un sinnúmero de pequeñas Obediencias y otro de ciertas Logias que no comulgan con ninguna de las dos tendencias.


3. Ambos grupos insisten ser acreditados, respectivamente, como Regular, uno de ellos de pensamiento conservador, liderado por la Gran Logia Unida de Inglaterra de Masones Antiguos, Libres y Aceptados y el otro de ideología liberal o adogmática, tiene como su principal exponente al Gran Oriente de Francia.

Referencias Bibliográficas


1.      Abrines, Frau Lorenzo. DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA Masonería. Tomo II. Editorial del Valle de México. México. Octubre 16 de 1981.
2.      Beck, Ralph T. LA MASONERÍA Y OTRAS SOCIEDADES SECRETAS. Editorial Planeta. Primera edición. Bogotá. Agosto de 2004.
3.      De la Cierva, Ricardo. EL TRIPLE SECRETO DE LA MASONERÍA. Editorial Fénix. Tercera edición. Madrid, España. Mayo de 1994.
4.      Freinet, Guillaume. MASONES Y ROSCRUCES. Editorial Andrómeda. Primera edición. Buenos Aires, Argentina. Septiembre de 2006.
5.      Learche, W. Cox. LA REGULARIDAD MASÓNICA EN UNA NUEVA LUZ. Berbera Editores. 1975.
6.      Mackey, Gallatín Albert. ENCICLOPEDIA DE LA FRANCMASONERÍA. Tomo IV. Editorial Grijalbo, S. A. México. 1981.
7.      Ridley, Jasper. LOS MASONES. Ediciones B. Argentina, S. A. Segunda edición. Buenos Aires, Argentina. Junio de 2002.

8.      Young, John K y Karg Barb. EL GRAN LIBRO DE LA MASONERÍA. Editorial Panamericana. Primera reimpresión. Bogotá D. C., Colombia. Abril de 2013.
                                               

(1) Mackey, Gallatín Albert. ENCICLOPEDIA DE LA FRANCMASONERÍA. Tomo IV. Editorial Grijalbo, S. A. México. 1981. Pp. 1.821 – 1.822.
(2) Abrines, Frau Lorenzo. DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA Masonería. Tomo II. Editorial del Valle de México. México. Octubre 16 de 1981. P. 1.373.
(3) Citado por Mackey. Op. Cit.